viernes, 25 de junio de 2010

Me mantengo de pie

Firme, un cedazo cubierto que no deja traspasar lo que cada quien desea obtener. Así pienso que soy y actúo de tal manera que alguien tiene la certeza de ser como yo, solo cuando se convence que está sola en el mundo.



Eso dije hace rato. Ahora titubeo. Pienso en Rosiris. Ella señaló los pasos que debía dar para mantenerme a su lado y supe avanzar por ese terreno resbaladizo, sinuoso, propio de quienes tienen un calzado todoterreno, o de aquellos que nacieron con la impronta de la aventura y cada día que amanecen en cama tibia se quejan del buenvivir.



Yo prefiero las certezas. No aquellas clásicas telas grises conque Mamá Nena hacía sus vestidos. Eso por descontado. Siempre quise abandonar los colores planos y probar cuanto se me presentara en el mundo y me arrojé a esas fauces, desde muy chica, sabiendo que a cada paso que daba en esa dirección, tendría más colores brillantes. En ese sentido, mi conducta prevalece en una dirección incólume porque Rosiris y yo éramos dos gotas, aunque ella de tinta oscura y yo tan clara como... bueno, no tanto, pero... ahí viene la cosa.



Ocurre que estábamos recostadas de la baranda del puente azul que tú conoces, cuando se apareció Brando de repente y me quedé de una pieza porque no comprendía cómo alguien de ese porte pudo rechazarme. Eso lo hizo una semana atrás. Soy de las que sienten que no hay tiempo para detalles, voy directo al grano y creo que éste también vería muy lógico que yo lo escogiera, así me viera de mano con Rosiris.


No hay dudas que el mensaje que le envié seguía siendo el mismo: ésta no ha cambiado, porque mandé entonces a Rosiris puente abajo, no tan alto este pero sí letal y pues, que se jodan ambos.

Ahora espero sentencia y cada vez que me llama a la jefatura, me planto en negarle respuesta, no sea que piense que lo que hago por él; total, si su mujer la Rosiris lo dejó, no sería tan bueno como yo.

miércoles, 31 de marzo de 2010

Emerge

Es evidente que todo fluye

nacidos para observar
vivimos y amamos
diluidos sin que nadie perciba
cuanto mas
o menos somos

Ciertamente
líquido entre manos
quien dice lo que obtiene
padece más que ninguno

Entre nosotros se acrecienta
aquello señalado como riada
porque apenas un dedal basta
para sostenerme

lunes, 1 de marzo de 2010

Todo comienza con uno primero

Todo comienza con uno primero y luego vienen los demás, desencadenados. Yo no he podido evitar mirarles a la cara cuando se me acercan intentando inducirme al miedo, esperan mi reacción y luego retroceden, consternados unos, enfurecidos otros, con los ojos brotados de la rabia por no poder atacarme todavía, conocedores del poder que ejerzo sobre ellos.


Una mañana quise escapar de su acoso y apenas avancé unos diez pasos, porque en tanto presionaba, sentía en mi cuerpo cómo su fuerza me impelía a retroceder y vuelta a mi espacio, al escritorio donde quieren que permanezca terminando esta historia, la que aún no tiene título sino que señala que todo comienza con uno primero.


Así que aspiran ser y porque creen ciegamente las historias leídas, me sujetan a la fuerza, esperando pacientes y comedidos, en medio de todo, que les estructure el texto donde cada uno asumirá la vida de un personaje que he de pensar. Lo cruel es que ellos ya están allí con vida propia, renegando de su condición y a la espera de que yo, este otro dios de aquí abajo, sentado y tensamente pegado a la silla, los transforme de su condición desalmada, a otra donde cada uno tendría frente a sí algo o alguien en qué o en quien pensar.


Tamaña tarea me confunde, Veré cuando amanezca el giro que toma esto. Hay que estar pendientes, porque cuando se dé cuenta, ya se habrá ubicado otro junto a usted, pretendiendo que le escriba lo que yo no puedo.